¿Eres mujer y vas en moto?

«Monto en moto desde hace varios años, empecé con el motocross en el bosque, luego me pasé al motocross urbano en 2016. Aprendí con la Kawasaki de mi hermano, después a pesar de que seguramente no se podía permitir regalarme una moto, me regaló la 85CR, y ya nunca la he dejado. Esta moto es realmente especial para mí, es con la que empezó todo.

En aquel momento era mi válvula de escape, rodaba para no llorar sola, en realidad estaba triste con mi moto. Desde el principio tenemos un vínculo muy fuerte. Y después, me acompaña en todas mis aventuras, con ella aprendí todo. Ahora estoy rodando una película, y toda esta aventura viene de mi pasión por las motos, que comparto en mi cuenta de Instagram. La directora Lola Quivoron me descubrió y se puso en contacto conmigo para interpretar el papel de la motera, una heroína solitaria, en Rodeo, una película sobre la vida motera».

Claire: «Llevo montando en moto desde hace ya casi 10 años. Mis primos son moteros, siempre andaban creando prototipos de motos de cualquier clase, luego tuvieron su propia moto, después hicieron sus primeros vídeos de acrobacias... y creo que todo eso influyó mucho en mi deseo de ir en moto. Ahora, cuando abro la puerta del garaje y veo mi moto, ¡se me ilumina la cara con una enorme sonrisa! (risas)

«El mundo de la moto me ha hecho ganar confianza en mí misma. Me di cuenta de que era capaz de hacer algo con mis propias manos, ¡igual que cualquier otra persona! También creo que no haberme rendido ante nada, haber estado rodeada de gente acogedora en el taller, o incluso ver que la gente me pedía consejos, todo eso me ayudó a ir ganando confianza en lo que hacía».

«Mi padre y mi tío eran mecánicos. He pasado más tiempo con llaves de vaso en las manos que con juguetes de críos (risas). De ahí surgió mi pasión».

Clara: «Empecé con las motos hace casi 10 años. Tenía ganas de unirme a un grupo de amigos moteros. Al principio, no entendía nada de las conversaciones, me quedaba siempre rezagada en las salidas. Así que empecé a rodar mucho y a practicar sola, hasta que me harté y lo dejé; luego un día lo superé y me volví adicta».

«He conocido a gente increíble, es una práctica construida en torno a compartir y a abrirte a los demás. Tengo la oportunidad de poder vivir experiencias increíbles».